¿Canonizar a Fray Antonio Valdivieso?
Transcripción de artículo periodístico publicado originalmente en El Nuevo Diario el Viernes 23 de Marzo de 2001, escrito por Fray Rafael Aragón Marina, OP.
El hallazgo de la tumba de los tres primeros obispos de la Iglesia de Nicaragua, sobre todo la de Fray Antonio Valdivieso, ha despertado una interesante polémica entorno a esta figura destacada de la Iglesia que merece la pena. ;
Se debe, en primer lugar, a Enrique Dussel, historiador de la Iglesia latinoamericana, el haber sacado del olvido a esta figura seńera de nuestra historia, y en segundo al mismo proceso que hemos vivido en el país. La revolución sandinista despertó también dentro de la Iglesia un significativo movimiento profético y con él el descubrimiento de este primer obispo mártir de la tradición lascasiana.;
Siendo provincial de los dominicos de Centroamérica, me tocó participar en dos Capítulos Generales (instancia superior de gobierno de la Orden), donde se toman las decisiones que orientan la vida y misión de los frailes predicadores.;
En el primer capítulo celebrado en Okland, llevaba como compromiso proponer a la asamblea la petición de iniciar la causa de beatificación de nuestro hermano y obispo. Fue difícil defender esta causa porque Valdivieso no era una figura conocida en la tradición de los dominicos. Apenas algunos frailes que habían pasado por Nicaragua o que se sentían solidarios con el proceso nicaragüense apoyaron la propuesta. El Maestro de la Orden, en aquel entonces, fray Damián Byrne, que había visitado nuestro país y conocía muy bien el trabajo de los frailes, me apoyó para que el caso siguiera adelante y la asamblea terminó aceptando mi propuesta.;
En el Capítulo General electivo celebrado en México en julio del 92, de nuevo fue propuesto Fr. Antonio de Valdivieso para iniciar el proceso de beatificación y en esta ocasión junto con la figura seńera de Bartolomé de la Casas, mucho más conocido por su participación determinante en la defensa de las Leyes de Indias, por su personalidad más destacada y sus escritos. Valdivieso quedó relegado ante la figura de su amigo y compańero de Orden y de Episcopado. Pasaron los ańos y los dominicos no hicimos nada para poner en práctica aquel mandato capitular, apenas mantuvimos algunos diálogos entre amigos, publicaciones esporádicas y organizamos una visita a Nicaragua del Postulador General de las causa de beatificación que reside en Roma a finales de los 80. El p. Innocenzo Venchi tuvo la oportunidad de dar una mirada rápida a las obras publicadas de Fray Valdivieso, de visitar León Viejo, dialogar con algunos historiadores e intelectuales del país. Se fue con el convencimiento de que no sería difícil conseguir la proclamación solemne y pública del martirio de Fr. Valdivieso. Proclamar santo o beato a una persona que ha confirmado el testimonio de su fe con el martirio es un proceso mucho más fácil, afirmaba. Lo estamos viendo, el Papa acaba de beatificar a numerosos mártires de la guerra espańola, sin que aún se hayan superado las diferencias, ni cicatrizado las heridas, ni apagado las razones que causaron los hechos sangrientos, pero por encima de estas situaciones reales se destaca el testimonio de la fe de los que fueron asesinados.;
Esto me invita a reflexionar también sobre las contiendas que se han despertado en los últimos días en torno a este fraile dominico. Estoy seguro que entre los innumerables mártires canonizados por Juan Pablo II podemos encontrar muchas debilidades humanas, pero el Papa lo que quiere destacar con las canonizaciones es el testimonio del martirio en la defensa de la fe. Seguro que Fray Antonio de Valdivieso no era un hombre perfecto (solo Jesús fue perfecto y no cometió pecado(, que cargaba en su vida defectos, debilidades y limitaciones humanas. Era una persona situada en la historia y por lo tanto también participó en las contradicciones propias de la época. Si el justo peca 7 veces al día, por lo menos, nos dice la Biblia, Fray Valdivieso también cometió errores y pecados, seguro, incluso, en su modo de ejercer el ministerio episcopal. Me parece que este no es el problema mayor para destacar la importancia de esta figura. El tema de fondo es ver si su muerte fue provocada por la defensa de la dignidad y el derecho de los indios inspirado en las enseńanzas del evangelio, por lo tanto motivado por la fe y las convicciones humanistas de la época. Aquí es donde debemos centrar nuestra reflexión. ;
A los dominicos lo que nos interesa es ofrecer el testimonio de un hermano que en ese momento de la historia, por su firmeza en la defensa de los derechos de los naturales de estas tierras entregó la vida. El obispo fue asesinado porque se oponía, no solo a los intereses turbios de los Contreras, sino también y sobre todo por su compromiso en la defensa de la dignidad y de los derechos de los indígenas. ;
Dejemos a los historiadores que discutan datos e investiguen los hechos, y a los arqueólogos que busquen entre los escombros y ruinas nuevos argumentos para rehacer la historia de la época, tarea importante para la cultura de un pueblo. A nosotros lo que nos interesa es destacar las razones que dan sentido a esa vida entregada por los demás que justifica la muerte como martirio. Para eso, no es suficiente hacer grandes discursos elogiando a los profetas del pasado. Actuar así no es motivo suficiente para la canonización de un obispo. Lo importante para iniciar oficialmente un proceso de beatificación o de canonización es presentar la ejemplaridad de esa persona que se propone oficialmente como santo para el mundo de hoy. Por eso defender la causa de Fray Valdivieso tiene importancia si su vida es ejemplar para los cristianos en este tiempo concreto de la historia de Nicaragua. Profundizar este tema, seguro que merece otro artículo.
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