Biografía del Siervo de Dios Remigio Salazar



 Biografía del Ilustre Señor Don Remigio Salazar y Amador

Siervo de Dios

Deán del Cabildo de la Insigne Catedral de León y Señor Párroco de El Viejo.
Escrita por Gil Rodrigo Fiallos Estrada.
Remigio Salazar Amador nació el primero de octubre de 1805, día de San Remigio, en la Villa de los Ángeles, que hoy se llama El Viejo. Fue hijo de Don Felipe Santiago Salazar y Doña Nicolasa Amador de Salazar. Su padre falleció en EL Viejo el dieciocho de agosto de 1813, dejándolo huérfano de padre a los ocho años. Fue ordenado sacerdote en 1825, a los veinte años; un suceso extraordinario ya que la edad mínima según los cánones eclesiásticos era veinticuatro y esto requería dispensa. Su madre falleció en Somotillo el veinticuatro de marzo de 1834, dejando a su hijo de 34 años de edad y de 14 años de haber sido ordenado presbítero.
La Iglesia en honor a su acción Pastoral otorgó en altos honores, méritos sobre sus capacidades de Teología angelical como soldado de Cristo, abanderando su virtud y humildad. Durante su prolongado ejercicio sacerdotal se distingue el Padre Remigio Salazar y Amador por dotes de sabiduría y virtudes, amor al prójimo, generosidad y desprendimiento de cualidades que le llevaron a la realización de su increíble gesto de nobleza y sacrificio.
Este testimonio lo encontramos en una biografía del ilustre sacerdote que recopila varias gracias obradas por él. Estos honores que corresponden a sus virtudes llegaron a su culmen cuando fue nombrado deán del Cabildo de la Insigne Catedral de León, el más alto puesto en el Cabildo. Desconocemos cuando fue nombrado miembro de éste y cuando fue nombrado deán, pero sabemos que para el año 1849 ya lo era. Da testimonio de esto que en la vida de Mateo Mayorga leemos que el Deán Don Remigio Salazar dio la oración fúnebre del Vicario Quadra. Se basó en el segundo capítulo del Levítico: “Sed santos porque yo soy Santo”. Su elocuencia causó un hondo impacto entre los feligreses.
Un importantísimo testimonio de las virtudes del ilustre sacerdote son los testimonios que nos dejó doña Josefa Picado, ciudadana de El Viejo, que fue ahijada del Señor Salazar. Por sus padres y mayores llegó a saber de abundantes gracias y milagros que obró el insigne párroco en El Viejo. Estas las dejo escritas y firmadas en diciembre de 1986. Estos son sus recuerdos que conserva muy bien:
PrimeroUna señora legendaria ciudadana leonesa cuyo nombre no se recuerda, se había trasladado a la ciudad de El Viejo tierra de Agateyte  hoy patrimonio de nuestra Patrona Nacional y que después de varias horas de labor, cuando ya había realizado la mayor parte de su mercadería se le extravió la bolsa conteniendo producto de venta.  Al darse cuenta de su problema sollozó desesperadamente sin hallar consuelo a su atribulada desesperación de aflicción, ya que la gente que observaba no hallaba que hacer, solamente atinaban a compadecerse reuniéndose mas y mas pobladores alrededor del dolor económico de la desventurada señora; el alboroto callejero crecía a cada instante  y el  compadecimiento metían enorme aljaraca cuando de pronto alguien exclamó viene el Padre Remigio y todas aquellas personas volvieron sus ojos buscándole y en aquel empedernido y suave silencio el sacerdote se acercaba a la infortunada señora y a quien le entregó la bolsa perdida.   Una señora de nombre y muy mencionada en este pueblo vio como el Padre Remigio le había quitado la bolsa a una mujer camino al Puente del Limón donde cruza el río de esta ciudad  comentaba Ceferina Franco y con solo ver a gran distancia de la Casa Cural y mayor aún del sitio donde sollozaba preocupada la vendedora de sal.  Nuestra acción es preguntarnos ¿Cómo supo de la pérdida? ¿Cómo conoció a la mujer ladrona? ¿Cómo supo donde estaba? Nuestro misionero de Cristo Padre Remigio Salazar.
SegundoCuenta la historia que un día miércoles por la noche había llegado de visita el Padre Remigio a casa de su compadre el ilustre ciudadano Marcos Picado en solicitud de sus servicios filarmónicos rogándole que se comunicara con los otros músicos, los necesarios para el día siguiente primer jueves del mes en el que se celebraría una solemne Eucaristía cantada al Maestro y Pastor Jesucristo.Don Marcos muy apenado tuvo que negarse a la solicitud del Reverendo padre y le explicó que tenía listo a Ramón Villalobos, como mozo para que lo acompañara a una excursión por las comarcas vecinas en busca de un animal equino (caballo) de su propiedad que se le había perdido, desde hace (2) dos años antes y negándose que no podía posponer el viaje; para no perder la compañía del señor Villalobos y por los preparativos hechos pues habría pérdida segura de por medio para el. Ante la justa negativa de don Marcos Picado el Reverendo Padre Salazar y Amador le concedió la razón pero no desistió de su deseo y logró manifestarle a su compadre a que fuera el día siguiente de la Misa enmarcada que se debía honrar primero a Dios, segundo a Dios , tercero a Dios y por último comparar ante cualquier eventualidad, para que le ayudara a tener fe, esperanza y caridad y que no desconfiara de la misericordia del Altísimo que el animal equino iba a aparecer para que fuera bueno él tambiénA don Marcos Picado no le quedó otra salida (camino) como decimos los pinoleros de negarse a los ruegos de tan portentoso sacerdote. Busco los filarmónicos y concurrió aquel solemne jueves a cantar y tocar la Eucaristía a nuestro Hijo Divino Jesucristo en la que elevó sus oraciones como bien solía hacerlo implorando su protección DivinaTerminada la Eucaristía don Marcos Picado regresó a su casa de habitación y para su asombro su amable esposa dio la grata noticia de que el animal equino (caballo) había regresado solo a las puertas de su hogar. Se trasladó al patio y en efecto en el corral estaba su caballo amarrado al pie de un árbol de jícaro sano y salvo.Doña Josefa Picado vio este episodio y afirma que su adorable padre fue corriendo a la casa cural a contarle al Reverendo Padre el hecho sucedido y de regreso pasó por el Santuario erigido nuestra Señora de la Concepción de El Viejo.
TerceroSe cuenta que una señora de nombre Cipriana de la que nadie se recuerda el apellido estaba en extrema pobreza y cargada de muchos hijos. La situación económica difícil y las muchas necesidades insatisfechas habían puesto en el alma de aquella mujer en la que estaba con una nota trágica de quitarse la vida y perdiendo la cabeza y al olvidarse de aquel sagrado valor moral para con sus hijos su condición de madre le imponía un momento de aguda crisis ante su impotente desgracia, quitarse la vida era la solución, buscando quizás en la muerte consuelo a su propio mal, pero olvidado ingratamente a sus bienaventurados hijos que abandonaba en la más cruel, en los brazos de la más negra desgracia. Tomó paso rumbo a la Cabecera donde nace el río del pueblo. Cipriana al dar el salto final que la colocaría en el vacío pendiente de la frondosa rama de un árbol de Guanacaste, cuando apareció el portentoso reverendo sacerdote entre los matorrales que se acercaba levemente a tomarle sus manos en alto.Al verlo tan cerca quiso tomar la acción de María Magdalena, arrojarse a sus pies pero no lo consiguió hasta que el Padre Remigio Salazar y Amador le quitó aquel mecate de sus manos. Luego entró en diálogo y la reconvino advirtiéndole la gravedad de su pecado, haciéndole ver la necesidad de un acto de contricción y hacerle ver que la vida de hombre o mujer solo pertenece al Omnipotente Creador del Universo, que el concede la vida y el la quita.Nuestro Canónigo Remigio Salazar y Amador salvó a Cipriana de la muerte, le dio auxilio económico y le ayudó con sus hijos, dos de los cuales se educaron hasta conquistar sus títulos académicos. Las hijas mujeres también recibieron educación en la ciudad Metropolitana de León, gracias a la misericordia, generosidad y portentos de nuestro Padre Remigio Salazar y Amador.En el camino de la vida nos preguntamos ¿Quién anunció al padre sobre la tragedia de Cipriana, la hora y el sitio? Hasta aquí lo narrado y garantizado por doña Josefa Picado Viuda de Somarriba.
Estos testimonios los encontramos en la biografía previamente mencionada, y además estos siguientes testimonios dados por la maestra Jacoba Andino.
Que una noche espléndida del mes de junio perfumada de heliotropos y azahares y bañada de luz plenilunar, una de esas noches embrujadas del trópico, llegó a casa del Alcalde Municipal nuestro Reverendo padre Salazar y Amador.  Lo encontró dormido pero a los requerimientos del padre abandonó el lecho de descanso y se puso a sus ordenes.  El padre Salazar y Amador le solicitó ensillar su bestia para que le acompañara.  Obedeció el Gobernador del pueblo tratando de adivinar el motivo que lo alejaba de su cómodo lecho.  Ya por el camino ambas autoridades conversaban y le decía el padre que no debían de dormir tan temprano ya que  la autoridad debe permanecer alerta ante cualquier misión rectora, para prestar apoyo debido a las debilidades y reprimir los abusos del malvado para a vigilar y tomar medidas de la ley respeto y garantía de la moral por que es mejor prevenir el mal que castigar el crimen y caminando largo rato llegaron conversando hasta la cabecera del río dentro de aquellos matorrales.  
El padre se detuvo y pidió al señor alcalde que bajara de su caballo y entrara a unos matorrales obedeció este y se encontró con la sorpresa que una pobre muchacha se debatía en una desigual angustia de haber huido por el perverso y falaz raptor engañándola. Sus padres ignoraban su desgracia todavía y agradecieron infinitamente la misericordia Divina y la intervención milagrosa oportuna del bendito Padre Remigio ante el agravio.
Viajando el sacerdote Salazar y Amador de Chinandega a El Viejo, encontró por el camino a una niña que se le había adelantado a su familia, por ir cortando flores y persiguiendo mariposas, al encontrarla sola por el camina el padre Remigio Salazar la llevó a la Casa Cural de El Viejo para averiguar su identidad, pero sin haber conversado lo sucedido suficientemente con la niña, para formarse de ella un concepto muy claro de sus dotes personales. La niña fue entregada a su familia pero aquel feliz y casual encuentro, fue el inicio de una amistad que llevó a la infante protegida por el reverendo sacerdote por los caminos del Señor, pues el buen rector espiritual descubrió las virtudes en ella en el alma candorosa d e una niña. Esta llegó a ser con el tiempo la ayuda espiritual del sacerdote la virtuosa y respetada Simonita, su conducta irreprochable su bondad y amor al prójimo hicieron que la gente la llamara en vida Santa Simona. Era hermana del padre Jesús María Santamaría. Su madre se llamaba Juana de la Cruz y la maestra Jacoba decía que ella conoció perfectamente a esta y a la muy virtuosa Simonita alma pura ganada para el cielo por el padre Salazar y amador.
Que estando el señor Salazar de rector espiritual en el municipio de Villanueva, construyó un templo, falto madera para continuar el trabajo. Mandó el padre Remigio a unos mozos a buscar la madera a la montaña y estos se internaron tanto que a pesar del conocimiento que tenían del sitio se perdieron y no podían orientarse en el camino de regreso. En el continuo deambular de los perdidos mozos habiéndoseles agotado las provisiones y con mucha hambre fueron a dar a un plantío de plátanos tan hermosos y dulces que satisfacieron la allí con holgura su imperativa necesidad de alimento, guardaron para los amigos ausentes y llevaron gran provisión a su hogar. Días después los entusiastas madereros quisieron regresar al paradisiaco plantío de plátanos organizaron una expedición dominguera bien provista de costales y baquianos especiales. Pero cuentan que anduvieron todo un día buscando pacientemente el plantío por diferentes direcciones sin poder encontrarlo jamás. Lógicamente la chácara o chagüite no pudo haber existido en plena montaña en condición salvaje, sin protección de cerca dada la circunstancia de que el ganado haya destruido el plantío por ser el plátano y la sepa alimento de su predilección.
Y sin embargo decía maestra Jacoba el plantío de plátanos estuvo ahí en ocasión propicia para calmar el hambre de aquellos generosos cortadores de madera que habían sido enviados a la selva por el padre Remigio Salazar y Amador.
Por la grandeza de sus virtudes y los dones maravillosos que el Altísimo le concedió y obró por medio de él es que en El Viejo se conserva mejor la memoria de su persona, la veneración que se le rinde y la fama de su santidad. Sin embargo, sus virtudes heroicas no estuvieron limitadas a El Viejo. Su labor fue benéfica para toda la diócesis de Nicaragua, para toda la patria como un mediador de paz, puesto que vivió en uno de los periodos más conflictivos de la historia nicaragüense. Después de la guerra de Malespín en 1844, Nicaragua estaba en un estado caótico. Abundaban las facciones, insurrecciones y los conflictos. Destacable fue el caso del Chelón, que lideraba un grupo armado. Vale la pena citar este pasaje de la vida del ejemplar sacerdote, que lo encontramos en la biografía de Fruto Chamorro.
Vuela Muñoz a hacerle frente, pero al llegar al Sauce, sabe que el Chelón, acosado ya por el general hondureño Guardiola en su retaguardia, se dirige a Chinandega, donde entra el 30 de noviembre y amenazaba con un nuevo asalto a León. Entonces el virtuoso sacerdote Pbro. Remigio Salazar, queriendo conjurar el peligro, fue a entrevistar al guerrillero.
-Lo invito -le dijo el sacerdote- a que haga proposiciones de paz al gobierno; yo mismo me ofrezco de intermediario para asegurar la paz de que tanto necesita el Estado.-Jamás propondré cosa alguna al gobierno -el Chelón-. porque me halla en una situación tan potente, que tengo al gobierno y a todo el Estado bajo mis plantas.. Y como el P. Salazar insistiera, el Chelón, respondió:-Son sus esfuerzos; jamás consentiré en mandar emisarios paz al gobierno, porque estoy se del triunfo;.Sl Ud., P. Salazar, lo tiene a bien, acerquese al gobierno y dé los pasos oportunos no como mi agente, sino ;)Or su propia cuenta.-En qué condiciones entraría Ud. en una transacción?. - Yo no deseo ninguna -insistió Valle-; pero si el gobierno me la propone, podría convenir en que vuelvan a sus hogares los desterrados y los confina- dos; que se destituya a Muñoz del generalato se le expulse del país Y se ponga en su lugar a un nicaragüense, que el me dé garantías para mí y mis seguidores; bajo tales condiciones tal vez terminaría con la revolución.
El P. Salazar ofreció llevar su gestión al gobierno, Y se suplicó al Chelón que suspendiese su marcha. Este prometió que lo esperaría en Subtiava, después que en Chichigalpa; por .fin consintió en no moverse de Chinandega.El 27 de noviembre a la una y media de la tarde el P. Salazar acompañado del P. Estanislao Y del Sr. Camilo Cisne, se presentó ante el Supremo Director y luego de haberle expuesto el asunto oyóde Sandoval la siguiente respuesta:-Señor, yo he jurado sostener la dignidad del Estado, su constitución y leyes. Hacer proposiciones ungobierno a una facción es degradar su soberanía· pedir garantías al Chelón como él quiere, sería una humillación y decretar la anarquía; yo tengo que responder ante Dios y los hombres por la felicidad de los pueblos que han depositado en mí su confianza; yo lo coloco a Ud, en mi lugar para que resuelva, si en estas circunstancias podrá atenderse a la de la humanidad, que los facciosos pretenden sacrificar.
Una pausa; Sandoval espera la respuesta del P. Salazar; éste guarda silencio. El Director continúa.-El Chelón es agente de los coquimbos; por sí solo, nada puede hacer; la revolución actual es maquinada y sostenida por ellos; así es que jamás convendría él en otra cosa que en la entrega del Estado a discresión.El P. Salazar se despidió.
Este informe lo encontramos en el alcance 45 del "Registro Oficial"; pero sea que el Chelón fingiera inflexibilidad, sea que se arrepintiera pronto de su terquedad, es el caso que dos días después escribe al Di-rector, informándole de que en días pasados le propuso la paz con un exprofeso, "pues mi corazón decía animado siempre de buenas intenciones en favor de mi patria y de la humanidad, me exige dar estos pasos..." "Sr. Director, es tan urgente la conclusión de la guerra, que si mi vida fuese necesaria para evitarla, yo estaría pronto a sacrificarla".
La respuesta de Sandoval coincide con la que dió el P. Salazar. Le llama "Mi estimado amigo"; le recuerda que le aconsejó no meterse en malos pasos, y que no le escuchó; más ahora, como Supremo Magistrado, sus deberes de conservar el orden público, eran muy sagrados, y sólo podía contestarle lo siguiente: "Ud.,en su citada carta, ofrece su vida; pues se la perdono a Ud. y sus compañeros, si pusiese a mi disposición las armas que empuñan. Esto, y nada más es cuanto puedo garantizar en obsequio de la paz de Nicaragua y de la humanidad".Entretanto Muñoz se aproximaba a Chinandega, y en las cercanías de esta ciudad en un punto llamado el Trapiche de Galarza, estableció contacto con el revolucionario (6 de diciembre de 1845). Muñoz sabía maniobrar y sus soldados estaban bien disciplinados para movimiento estratégicos. Hábilmente logró que Chelón se empeñara en una contienda seria. En el término de hora y media, Muñoz lo había deshecho y dispersado sus huestes. El hizo cuarenta muertos, muchos heridos y prisioneros, mientras él perdió cuatro soldados y al Capitán Cabrera; le capturó cuarenta y tantos fusiles, más de veinte caballos, el parque de reserva y las mulas del tren de guerra.En esta ocasión fue citado por su valor el Teniente Coronel Máximo Jerez (ya lo habían ascendido). Al día siguiente el Gral. Santos Guardiola acabó en El Viejo con lo que restaba de la facción. Así quedaba ésta completamente debelada, y Valle volvió a refugiarse en El Salvador.
Un suceso curioso ocurrió en el año 1853. El 25 de julio de 1853 murió repentinamente el Señor Obispo de León Don Jorge Viteri y Ungo, aparentemente envenado. Una tradición antigua narra que esa misma noche de su muerte se apareció al venerable sr. párroco de El Viejo Remigio Salazar. La veracidad de este hecho se consta en que a esa misma hora las campanas de El Viejo dieron alerta a la población de la sede leonesa que quedaba vacante, una imposibilidad en aquel entonces que no habían ni teléfonos ni telégrafos, ya que El Viejo dista a 12 leguas de León. Este hecho se recoge en la segunda edición de la Cartilla de la Historia de Nicaragua para uso de los niños hijos de obreros, 1928.
Otro gran ejemplo de esta labor fue la labor que hizo durante la guerra civil y la guerra nacional de Nicaragua. Era el año 1854 y Mons. Salazar estaba en la República de Guatemala. Había sido enviado con la misión de repatriar los restos de Mons. Nicolás García y Jerez, obispo de Nicaragua durante la independencia que murió fuera de la patria por su oposición a ésta. Fue allá que se entera de que en Nicaragua estalló la guerra. A su regreso peticionó una audiencia con Máximo Jerez y Fruto Chamorro. Acá logra obtener que haya un armisticio entre los partidos beligerantes. Mons. Salazar propuso se usara la constitución de 1838, se alzara un gobierno provisional y se hicieran reelecciones. Máximo Jerez acepta esta solución, pero Fruto Chamorro consideraba esto ilegítimo, por lo que le dio una formal negativa. Concluye el armisticio y vuelve la guerra, que acabaría con el estallido de la Guerra Nacional.
Leemos en las Obras históricas completas de Jerónimo Pérez:
En medio del regocijo que produjo en la plaza la noticia de la presa de las goletas, se presentó el Presbítero don Remigio Salazar solicitando un armisticio para discutir ciertas proposiciones de paz que quería someter al conocimiento del Gobierno; la tregua fue concedida. El señor Salazar, oriundo de El Viejo, era un sacerdote generalmente estimado y venerado por sus virtudes y ciencia, y si en aquella época de triste recordación hubiese sido posible un avenimiento, este hombre habría sido muy a propósito para alcanzarlo, pues era uno de los más dignos de presentarse con el sacro olivo ante los combatientes. En las grandes calamidades públicas, cuando aparecen agotados los esfuerzos humanos, si de repente se presenta un hombre como el señor Salazar, se le cree un apóstol inspirado por el cielo, y mandado por Dios a aliviar los infortunios; se confía entonces más en la virtud que en la ciencia y en la habilidad de los políticos, porque los pueblos, como los individuos, son más religiosos en la desgracia. En Jalteva abrieron paso con respeto al mediador; en la plaza fue acogido con entusiasmo; un silencio profundo reinaba en ambas líneas, y se cruzaban conversaciones amistosas entre los mismos que tanto habían combatido y que habían de seguir combatiendo porque aun no estaban cumplidos los males que para entonces nos estaban decretados. El señor Salazar había ido a Guatemala a solicitar y traer las cenizas del señor García Jerez, Obispo de Nicaragua, que murió en aquella capital, y allá supo la guerra que devoraba a su patria. 
Regresó a León el 12 de septiembre, con los restos del Prelado, e inmediatamente se propuso desempeñar la misión que su mismo celo le dictara. Sus proposiciones, o sea las bases de arreglo, habían sido aceptadas por el Gobierno Provisorio, las cuales acompañó a una comunicación, que poco después de su llegada a Granada dirigió al Ministro de Relaciones, la cual es como sigue:“Señor Ministro de Relaciones del Gobierno de la República de Nicaragua. D. U. L. Granada, septiembre 22 de 1854. Señor: En Guatemala, a donde había marchado en mayo último con varios objetos, entre ellos el de solicitar, y traer a esta Iglesia las muy veneradas cenizas del esclarecido Pastor, Fray Nicolás García de Jerez, de grata memoria para Nicaragua, tuve noticia que la guerra civil despedazaba a mi querida patria. Allá elevé mis humildes preces al Dios de paz, para que, apiadándose de mis conciudadanos, les mandase la unión y la quietud. A mediados de este mes regresé lleno de gozo a mi patria natal, porque le traía los restos venerables del Prelado que cifró todo su poder en hacer bienes a su grey. A mi llegada, me informé con harto dolor de que continuaban destrozándose hermanos con hermanos; y en esta situación, los dulces acentos de la humanidad, la voz pacífica de la religión y el impulso del patriotismo, me inspiraron la resolución de intervenir a favor de la cesación de la guerra con un carácter puramente individual, sin otros sentimientos que el de ver a mis conciudadanos abrazados en el lazo fraternal; esperando que la presencia de las augustas cenizas del grande hombre de que he hablado, fuese el símbolo de la reconciliación entre los nicaragüenses, para que la inhumación de ellas en la Basílica de esta Diócesis se efectuase bajo el regocijo de paz, y la concordia. Con esta mira me hago la honra de proponer al Supremo Gobierno, por el honroso conducto del señor Ministro, las bases que acompaño, asegurándole que serán admitidas por el Jefe que manda en León, según me lo ofreció la noche antes de ponerme en marcha a esta ciudad. Aguardo que S. E. el señor Presidente de la República, penetrado de la sanidad de mis sentimientos, se dignará tomar bajo su alta consideración las proposiciones indicadas; y que al resolver sobre ellas, fijará su ilustrada atención en las bendiciones que recaerán sobre el Gobierno, si llega a encontrarse el medio de obtener la paz, sin más efusión de sangre nicaragüense, y sin más lágrimas de viudas y hermanos. Protesto al señor Ministro, mis profundos respetos, y con la mayor sinceridad, me suscribo su atento servidor y capellán. Sr. Remigio Salazar.”
Dos incidentes que nos enseñan el respeto que ambas partes tenían al virtuoso sacerdote se narran la biografía, ya antes referida, de Fruto Chamorro. En estas se narran dos casos de soldados que desobedecieron las leyes de no disparar que se promulgaron gracias al Pbro. Salazar.
Hemos dicho que se promulgaron órdenes estrictas de no disparar mientras duraba la tregua concedida al Pbro. Salazar. Sin embargo, según nos refiere el oficial democrático Córdova, un legitimista disparó desde la torre de La Merced a un grupo de democráticos. Nadie salió herido, pero hubo movimiento, todos corrieron a las armas y estuvo a punto de encenderse el fuego en toda la linea. Fruto Chamarra hizo que el Pbro. Salazar pasara a Jalteva a anunciar a Jerez y su Estado Mayor, que el infractor del armisticio iba a ser castigado, y que deseaba que oficiales democráticos presenciaran el castigo. Jerez de acuerdo con los suyos, pidió el indulto, y le fue concedido.El otro suceso lo refiere el historiador Jerónimo Pérez. Al día siguiente de la partida de Salazar se tenía por vigente el armisticio porque el referido sacerdote se hallaba aún en Jalteva. En esta confianza, todavía con- versaban confiados los soldados de una y otra línea, cuando un artillero italiano, sin duda el democrático Radica ti, se preparaba a disparar un cañonazo desde las explanadas de Jalteva sobre un grupo de legitimistas que estaban confiados fuera de sus trincheras; pero un soldado democrático les hizo señas para que se retiraran. Apenas tuvieron tiempo, pues el tiro dio en el lugar donde estaban. Inmediatamente los fuegos se rompieron nutridos en toda la línea· pero el artillero no fue ni reprendido.
En ellas podemos leer el valor político que tenía el Pbro. Remigio Salazar como mediador político entre las facciones y como símbolo de paz entre todos los nicaragüenses por sus múltiples virtudes. Pero desdichadamente acá sale su figura de los capítulos de la historia de la guerra civil, que culminó en la guerra nacional. El Ilustre Señor Canónigo se retira a León, donde pasaría sus últimos días, puesto que es en esta noble ciudad que muere el Deán Catedralicio tres años después del comienzo de la Guerra Civil. Fallece el 16 de octubre de 1857, recién cumplidos sus 52 años. Tres años después sus restos serían trasladados a la Parroquia de El Viejo, el 21 de noviembre de 1860. Por más de medio siglo estuvieron sus cenizas expuestas por medio de un vidrio para la veneración de los viejanos. Estas se cubrieron por otro párroco de santa memoria de El Viejo, el pbro. Mariano Dubón, ya que las cenizas eran objeto de demostraciones de piedad inadecuadas. El cubrirlas fue benéfico para la veneración del Padre Salazar ya que lo libró de todo culto que pudiera haber sido considerado condenable, un impedimento para el proceso de canonización. Su lápida lo consagra como el Pastor Angelical de El Viejo.
Su fama de santidad no se disminuiría con el pasar de los siglos y la memoria de su servicio y virtudes sería el objeto de devoción de generaciones tras generaciones de nicaragüenses. No sólo viejanos, pero también habitantes de Villa Nueva y otros han hallado en el Padre Remigio Salazar un intercesor en los cielos. Fue por esto que el día 15 de septiembre del año 2015 el Ilustrísimo Señor Obispo de León Bosco Vivas y Robelo somete a la Congregación de la Causa de los Santos la solicitud de apertura de la Causa de Beatificación y Canonización del Ilustre Señor Canónigo Remigio Salazar. El Nihil Obstat, que es la respuesta afirmativa ya que no hay obstáculo para comenzar, fue dado el 14 de junio del 2016 y fue anunciado a la diócesis de León y a toda Nicaragua el 21 del mismo mes. Ahora se puede invocar al pastor angelical de El Viejo como el Siervo de Dios Remigio Salazar. Oremos Dios nos conceda verlo en la gloria de los altares.
SIERVO DE DIOS REMIGIO SALAZAR RUEGA POR NOSOTROS
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