110 años de mama Elena




El 11 de octubre de este año la Sierva de Dios Elena Arellano cumple 110 años de haber fallecido. En torno a esto debemos meditar su legado, fama de santidad y causa de canonización. A la muerte de mama Elena, toda la ciudad de Granada y el clero nicaragüense la proclamó santa. Todo esto queda atestiguado en una multitud de escritos de distintos años. En esto se recogen sus virtudes, testimonios contemporáneos y la perspectiva local que ha sido pasada de generación en generación. En estos escritos también se demuestra que ya en 1952 se empezó la gestión de empezar su causa de canonización. [1]

A todo esto surge la pregunta, ¿qué ha sido de este que es el primer proceso abierto en nuestras tierras? Elena Arellano es una de esas pocas personas que el nicaragüense no titubea en llamar santa, si no que más bien hace pompa de ello. Y es uno de los dos casos donde no se expresa ligeramente, pero de manera contundente se antepone santa a su nombre. SANTA ELENA la consagra la piedad popular, siendo el otro caso de esto SAN MARIANO, los dos consagrados como DE NICARAGUA, porque trascienden sus ciudades natales.

Siendo tan magno el asunto, ¿por qué no vemos que se renueve el empeño de verla en los altares? La beatificación de Elena Arellano, la azucena de Nicaragua, debería ser algo de gran importancia para todo el país y para toda la familia salesiana en Nicaragua. Generaciones tras generaciones de granadinos y religiosos afirman que es digna de los altares. A los 110 años de su fallecimiento debemos renovarnos en esta misión y con la perspectiva histórica que tenemos proponer llevar a buen fin la causa. 

Elena Arellano es una mujer fuerte y única, digna de ser copatrona de Granada y junto al padre Dubón copatrones de Nicaragua entera. Gracias a Mama Elena llegaron acá muchas familias religiosas y floreció la educación cristiana en el oriente del país. Siendo una dama de la alta sociedad servía a los pobres y enfermos con sus propias manos. Fue maestra y catequista. Esta mujer, en fin, cumplió todas las obras de misericordia, tanto espirituales como corporales. 

Para proseguir la causa no hay impedimentos. La veneración de la Sierva Elena nos lleva a practicar en una forma pura las virtudes cristianas y a confiar siempre en la Divina Providencia y en María Auxiliadora. Su veneración siempre ha sido pura y libre de error. Y ahora en estos 110 años debemos afirmar que no es una fama transitoria, ya queda bien probada por el paso del tiempo. Por eso elevemos oraciones y seamos diligentes en hacer que se retome esta causa. ¡EN NICARAGUA SI PODEMOS TENER NUESTRA BEATA, NUESTRA SANTA!

En el pasado hemos sido negligentes y lentos con las causas de canonización locales. Nuestra iglesia no es inferior a la de otros lados. Dejemos de ver de menos a nuestros siervos, a personas como el padre Bernardo que ni tienen causa de canonización pero son tenidos por santos por muchos. La intercesión de ellos sin duda nos va a ayudar mucho.

SIERVA DE DIOS ELENA ARELLANO 
RUEGA POR NOSOTROS

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